10 de junio de 2011

Distancia...

  Ando sola entre la gente, no levanto la mirada del suelo, prefiero ser invisible a una presa fácil.
  El humo que sale del tubo de escape de los coches hace que mis ojos sientan dolor, y que se pongan llorosos y tristes. Miles de personas gritan sus ofertas más valiosas o sus prendas más estilosas, pero a mí eso me da igual, mi verdadera lucha no es contra la gente que me empuja o que me pisa sin pedir disculpas, la mía se encuentra en mi corazón.
  Debajo de un montón de músculos y huesos, un sonido impide que oiga más allá de mí, y agarrando mi pecho, sigo caminando…sin rumbo.
  ¿Por qué no vienes a mi lado y dejas que este sufrimiento cese?
  ¿Por qué te empeñas en mantenerte lejos?
 
  Nadie responde para variar, en cambio la lucha continua. Me siento tan mareada que me paro en un callejón oscuro a recobrar el aire, tengo tanto frío…
  Y de repente, una cálida brisa me abraza con fuerza, un leve cosquilleo recorre mi cuerpo,  un vacío me inunda alrededor, por fin…sonrió.
  Pero antes de que mis ilusiones y esperanzas se hagan más fuertes, ese sentimiento desaparece y vuelve de nuevo la lucha que tanto me mata cada vez que cierro los ojos…y sueño contigo.


  La espera es eterna, el tiempo…limitado.

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